Las impresoras laser gozan de velocidades de impresión altas, incluso aquellas más sencillas. Gracias a su tecnología de impresión, pueden imprimir de media a unas 20 ppm, mientras que las impresoras de tinta doméstica suelen imprimir a unas 10-12 ppm.

Es la mayor ventaja de las impresoras laser, ya que el coste por impresión es ¡mucho más bajo! Los toners no utilizan tinta, que suele ser la materia prima que encarece el producto, si no que usan polvo de toner. Este es más barato de fabricar por lo que puedes conseguir consumibles con costes por página desde 0,017€ a ¡0,001€!

Las impresoras láser, al contar con un consumible más barato de fabricar, tienen toners con una duración mucho mayor que los carutchos de tinta. Mientras que estos tienen una duración aproximada de entre 200-400 páginas por cartucho, los toners parten de las 1.000 en adelante. Algunos tienen ¡hasta 50.000 páginas!

Es cierto que la resolución de impresión (ppp) de las impresoras de inyección de tinta suele ser mayor que las de laser. Sin embargo, en los últimos años hemos visto que varios fabricantes han lanzado al mercado impresoras de toner con resoluciones de hasta 4800pp, lo que las equipara a las impresoras de tinta.

Las impresoras de toner para el hogar apenas requienen mantenimiento. Ólvidate de comprobar los cabezales, hacer limpiezas y alinear... En los modelos con toner y tambor integrado solo tendrás que cambiarlo cuando se agote y disfrutar de impresiones con la calidad del primer día. Ahorrarás tiempo y costes de mantenimiento.

Si utilizas tu impresora por temporadas, ¡no te preocupes! Los cartuchos de tinta se secan si no se imprime con frecuencia, obstruyendo el cabezal de impresión (cuesta más la reparación que una nueva). Pero como el toner no lleva tinta sino polvo, solo tendrás que agitarlo suavemente antes de volver a usarlo y ¡listo!